La corrupción sigue con su paso arrollador por Panamá. ¿Procesos judiciales que se caen, estaban mal estructurado o complicidad de aquellos que deben perseguir los delitos? Quizás esta es la pregunta que muchos nos hacemos cuando escuchamos que un juez le dio un sobreseimiento provisional u ordenó archivar un “sonado caso de corrupción”.
Pero la realidad es otra cuando se trata del hijo de la cocinera, porque a él o a ellos, si le cae la teja… es decir, que si hay aplicación de la Ley.
A esto debemos agregarle la elección de magistrados que solo sirven para cobrar el jugoso salario mensual o declararse impedido y al culminar su periodo, no dejan un legado valioso para el crecimiento de la justicia.
Esto es caldo de cultivo para que el crimen organizado en todas sus manifestaciones y la corrupción extiendan sus tentáculos por todo un país… esto se repicará en la medida de que los hombres y mujeres sigan volteando la mirada hacia otros lados y dándoles la espalda a un país sediento de justicia y de ver a los corruptos y sus presta nombres detrás de los barrotes.
Todo esto nos lleva a reflexionar lo que dijo una vez el novelista y dramaturgo francés Georges Bernanos… “El primer signo de la corrupción en una sociedad que todavía está viva es que el fin justifica los medios”.